
En la carrera por alcanzar las cero emisiones netas de gases de efecto invernadero para 2050, las industrias están dando pasos importantes hacia soluciones energéticas sostenibles. Entre estas iniciativas se encuentra el proyecto TWINGHY, pionero en la conversión de un horno de recalentamiento de acero convencional para su uso parcial con hidrógeno. Esta transición es prometedora para reducir la huella de carbono de la industria metalúrgica, tradicionalmente dependiente de los combustibles fósiles. Sin embargo, también pone de relieve la importancia crítica de la seguridad, especialmente cuando se trabaja con hidrógeno, un gas con propiedades y retos únicos.
Trabajar en el proyecto TWINGHY está siendo una experiencia extraordinaria, que me ha permitido apreciar profundamente la complejidad que entraña garantizar la seguridad cuando se trabaja con hidrógeno. El hidrógeno, aunque es un vector energético limpio, plantea varios problemas de seguridad debido a sus propiedades fisicoquímicas. Es extremadamente inflamable, se difunde rápidamente y tiende a provocar la fragilización de los materiales. Desde el principio, sabíamos que era fundamental abordar estas cuestiones. Nuestro enfoque consistió en realizar un estudio exhaustivo de peligros y operatividad (HAZOP), en el que se examinaron meticulosamente los posibles peligros y problemas de operatividad asociados al cambio a un sistema basado en hidrógeno. Esto implica identificar las desviaciones del diseño previsto, evaluar los riesgos y recomendar medidas para mitigar los peligros identificados.
El estudio HAZOP para TWINGHY identificó 47 puntos críticos, de los cuales 4 se clasificaron como riesgos críticos y 15 como riesgos elevados. Estos hallazgos pusieron de relieve los peligros inherentes al hidrógeno, como el riesgo de incendio y explosión. Para mitigar estos riesgos, el estudio proporcionó 19 recomendaciones específicas, entre las que se incluyen la mejora de la formación del personal, la implementación de medidas de protección física, el control de la presión, la gestión de las zonas ATEX y el establecimiento de protocolos de respuesta a emergencias. La implementación de estas recomendaciones reducirá los riesgos identificados a niveles aceptables, aunque seguirán existiendo algunos riesgos moderados, que dependerán principalmente de la intervención humana y del cumplimiento de los procedimientos. Los procesos de supervisión y mejora continuas son fundamentales para adaptarse a las condiciones y tecnologías en constante evolución.
Colaborar en TWINGHY es una experiencia reveladora. La meticulosidad que requiere el estudio HAZOP y la posterior implementación de medidas de seguridad subraya el papel fundamental que desempeña la seguridad en las innovaciones basadas en el hidrógeno. Al identificar y abordar los posibles riesgos, TWINGHY no solo pretende garantizar la conversión satisfactoria del horno de recalentamiento de acero, sino que también establece un punto de referencia para las mejores prácticas en materia de seguridad del hidrógeno dentro de la industria metalúrgica. Mi experiencia con TWINGHY refuerza la importancia de un enfoque que anteponga la seguridad en los proyectos pioneros. Es un viaje que exige diligencia, experiencia y un compromiso inquebrantable con la protección tanto de las personas como del medio ambiente.
Autoría: Anna Domènech, Head of Innovation at Celsa